«Una cosa tengo clara, no me perderé por el camino, y seguiré ofreciendo a mis clientes lo mejor de mi». Jesus Martín.
En el año 1987 empecé en este oficio, tenía 18 años. Las circunstancias de la vida me impusieron un trabajo que nunca había pasado por mi cabeza realizar.
Durante los primeros años bastante teníamos con sacar adelante un negocio que arrancó a la vez que mi vida laboral. Se trabajaba muchas horas, el viernes empezábamos a las 22:00h de la noche y terminábamos el sábado a las 16:30h, los domingos eran empleados para descansar.
He visto muchos cambios en el sector, esta última revolución la he mamado desde que empezó prácticamente y he intentado ponerme al día por mi cuenta, porque creo en ello totalmente. Los trucos son para los magos, el pan es otra cosa.
Ahora se recuperan sabores y olores que ya habíamos perdido. Aplicamos procesos que mejoran el producto a niveles más saludables. En mis comienzos era una forma de ganarme la vida, ahora es mi vida, una de mis pasiones, se trata de un descubrimiento constante.
La panadería es simple y compleja a la vez. Se puede ser panadero o mezclador de ingredientes, esa es la elección de cada uno, su capacidad, de superación, de buscar la excelencia, de crecer profesionalmente, se tengan reconocimientos o no. Como ponía en el psiquiátrico de Toledo antiguamente: “Ni están todos los que son, ni son todos los que están”.
Comparto con todo el que está a mi lado lo poco o mucho que he aprendido y aprenderé.