Come para vivir

La obesidad es y ha sido un problema médico que tiene importantes repercusiones para la salud cuando el peso supera en un 30% lo que correspondería a la norma en edad y talla.

Asimismo, la obesidad suscita consecuencias de índole social, psicológico, laboral y económico. La obesidad se produce por una acumulación de energía sobrante en forma de grasa debida al desequilibrio entre la ingesta y el gasto. Cuando el exceso de peso supera los 45 kilos del ideal podríamos hablar de obesidad mórbida. El peso ideal es aquel con el que menos riesgo se corre de enfermar. Se ha incrementado en los último años en los países desarrollados en adultos mujeres, hombres y escolares.

En relación al sexo, la obesidad es más frecuente en mujeres, iniciándose entre los 20 y 30 años debido al aumento de ingesta, disminución de necesidades para las funciones básicas y a la disminución de ejercicio físico. A veces la vivencia del cuerpo se genera de manera errónea como en la dismorfobia o en la anorexia nerviosa muy influida por factores culturales y por el culto al cuerpo.

La repercusión de la obesidad, puede provocar disminución de relaciones sociales, dificultad en las relaciones laborales con problemas para encontrar trabajo y para encontrar pareja, el trato es menos respetuoso, actitud de marginación y rechazo que se observa incluso en niños.

A la hora de realizar dietas se producen cambios positivos como es el aumento de autoestima, aumento de la aceptación de la imagen e incremento de las relaciones sociales. En contraposición existen cambios negativos como son descenso del ánimo, irritabilidad, ansiedad y nerviosismo.

Las complicaciones médicas a las que nos lleva la obesidad son: Diabetes, intolerancia a hidratos de carbono, enfermedades de la vesícula, osteoartritis de cadera, rodilla y espalda por sobrecarga, fatiga precoz, alteraciones del sueño por apnea, hipertensión, gota, accidentes cerebrovasculares, enfermedades coronarias cardíacas, irregularidad menstrual, menor infertilidad, trombosis, insuficiencia respiratoria, aumento de colesterol y trigliceridos afectando a las paredes de los vasos, mayor riesgo de intervenciones quirúrgicas, mayor proporción del cáncer de útero, mama, ovario y páncreas.

Como hemos ido anunciando la causa de la obesidad es la ingesta y no existe predisposición clara a la gordura. Es cierto que los obesos comen por el placer que les proporciona más que por el hambre, o ante situaciones de estrés, aburrimiento o tristeza, se sacian difícilmente.

El obeso tiene células adiposas debido a que aumenta el tamaño de las mismas, después estas se duplican y una vez formadas estas nos desaparecen. Las nuevas células adiposas requieren más grasa para ser rellenadas, por eso es bueno impedir la obesidad desde la infancia y desarrollar una profilaxis desde los primeros años de vida.

No existe ningún tratamiento especifico para la obesidad, pero se ha de hacer un esfuerzo máximo para corregirla, entre los cuales están la disminución de ingesta calórica mediante dietas, aumento de gasto con ejercicio, psicoterapia y cirugía. Es muy importante trabajar con  motivación. En cualquier caso  lo mejor es la prevención, identificando los individuos de riesgo, deben crearse hábitos sanos en niños y adolescentes, evitando en todo momento que proliferen los adipositos y algo vital; modificando estilos de vida.

Por Rosa M. Blanco. Médico de Familia. Profesional en Clínica Marazuela.
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