Historia

La calle que separa el Santuario del Prado y la Plaza de Toros

La apertura de una nueva calle mejoró el acceso conectando a los ciudadanos con el nuevo parque infantil

En mayo de 1962, se tomó la importante decisión de derribar el muro que bloqueaba la entrada a la calle que separa el Santuario del Prado y la Plaza de Toros.

Este hecho no sólo permitió abrir un nuevo camino, sino que también unió dos puntos emblemáticos de la ciudad, facilitando el acceso y mejorando la circulación de personas en la zona.

La eliminación del muro representó un avance significativo en la urbanización de la ciudad, reflejando el deseo de crear espacios más accesibles y funcionales para los habitantes.

Una vez derribado el muro, la calle quedó lista para recibir diversas mejoras que la convertirían en un lugar mucho más transitado y agradable para los peatones.

¿Qué se mejoró?

Uno de los primeros cambios fue la instalación de alumbrado fluorescente. Este tipo de iluminación, bastante moderno para la época, no solo ofrecía una mejor visibilidad durante las horas nocturnas, sino que también aportaba un toque de modernidad y seguridad al área.

Además del alumbrado, se realizaron diversas obras para adecentar la calle. Esto implicó la nivelación del terreno y la pavimentación adecuada para asegurar un tránsito seguro y cómodo. Estas mejoras fueron cruciales para transformar una simple vía de tránsito en un espacio urbano transitable.

El objetivo principal de todas estas modificaciones era hacer de esta calle un acceso cómodo al parque infantil que se estaba construyendo cerca. El parque infantil representaba una nueva oferta de ocio y recreo para las familias de la ciudad, y era fundamental que los accesos fueran seguros.

Gracias a estas intervenciones, los niños y sus familias podían llegar al parque de manera fácil y segura, disfrutando de un entorno bien iluminado y acondicionado.

La apertura de la calle que separa la ermita o Santuario de la Virgen del Prado y la Plaza de Toros con sus subsecuentes mejoras urbanísticas no solo abrieron una nueva calle en la ciudad, sino que también mejoraron significativamente la calidad de vida de los ciudadanos, conectando de manera efectiva puntos importantes y creando un entorno más seguro y agradable para todos.

 

David Fernández

Por David Fernández García. Licenciado en Geografía e Historia. Amante de Talavera y de sus raíces. Promotor Turístico.

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