No eres un perezoso: un cambio genético explicaría por qué te cuesta despertar

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Si para ti levantarte es un suplicio y no consigues regularlo, es muy probable que sufras un pequeño cambio genético que lo provoque

Son las 22:30 horas de la noche y, después de cenar, decides que es el momento de irte a la cama. Estás tan cansado que ni siquiera echas un último vistazo a tu teléfono. Te das media vuelta y te duermes a las primeras de cambio.

Cuando estás en lo mejor del sueño, suena el despertador. Son las 06:30 horas y te tienes que levantar para ir a trabajar… pero pese a dormir ocho horas del tirón, te sientes completamente agotado. ¿Por qué? Un gen puede tener la respuesta.

Todo el mundo conoce algún caso parecido a este, pues alguien de nuestro entorno más cercano suele sufrir esta situación. Y no estamos hablando de personas que se acuestan tarde por puro placer. Se trata de gente que durmiendo las horas necesarias o incluso más, es incapaz de salir de la cama cuando suena el despertador.

La respuesta para explicar por qué ocurre esto está en la ciencia.

En concreto, en un estudio realizado por la Universidad Rockefeller de Nueva York, en el que se confirmó que una mutación en el gen CRY1 es la que causa esta situación. Una variación en esta información genética, la encargada de regular los ritmos circadianos del sueño en el cuerpo humano, provoca que el reloj biológico de esa persona esté programado para funcionar entre dos y dos horas y media más tarde.

«Las personas que tienen esta mutación genética cuentan con días más largos que los que les da el Planeta, por lo que se pasan la vida luchando por poner sus vidas al ritmo de la de los demás», afirma Alina Patke, investigadora principal del estudio que se llevó a cabo en 2017. Ahora, dos años después, una actualización del mismo, publicada en el National Center for Biotechnology Information, confirma que se trata de un fallo en la codificación de una proteína.

El principal problema de las personas que sufren esta modificación genética tiene que ver con la dificultad para acoplarse a los ritmos socialmente establecidos. En muchos casos, estas situaciones se pueden llegar a achacar a la adicción a los programas televisivos nocturnos o a los smartphones. No se trata más de que nuestro reloj biológico funciona diferente al del resto de personas. Nuestro cuerpo nos pide acostarnos y levantarnos más tarde de lo habitual.

En muchos casos, estas alteraciones genéticas se diagnostican como ‘Síndrome de la fase del sueño retrasada’, un cambio en los ritmos circadianos que afectan a varios niveles.

No en vano, la dificultad para dormir afecta a la temperatura corporal, al nivel de atención o al ritmo hormonal, entre otras cosas, provocando que nos cueste conciliar el sueño y que, a la hora de despertarnos, sea aún más complicado abandonar la cama. Se calcula que el 10% de la población mundial sufre este trastorno.

Los cambios producidos en el gen CRY1 provocan que las personas que cuentan con esta modificación tengan dificultades para adaptarse al ritmo de las 24 horas de días, teniendo la sensación de que siempre llegan tarde a eventos esenciales como dormir, comer o hacer la digestión, entre muchos otros.

Estos cambios genéticos están directamente relacionados con problemas como la ansiedad, la depresión, las enfermedades cardiovasculares o la diabetes.

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