Se puede definir la violencia de la pareja entre adolescentes o jóvenes, “cualquier ataque intencional de tipo físico, psicológico o Sexual de un miembro de la pareja al otro en el contexto de una relación afectiva”.
La violencia en las primeras relaciones afectivas suele aparecer en una sola dirección, es decir, suele ejercerse por un miembro de la pareja hacia el otro, pero en ocasiones es bidireccional; ambos jóvenes se maltratan, se gritan o abusan el uno del otro.
La violencia en la relaciones de pareja, a estas edades puede adoptar diferentes formas y modos. Se suele iniciar de forma sutil, para posteriormente ser cada vez más grave, evidente y directa.
La relaciones marcadas por la violencia de género se diferencian de la relaciones igualitarias por la existencia de una serie de conductas de dominación, abusivas y agresivas como las que aparecen a continuación:
Abusos verbales y emocionales:
Insultos, gritos,burlas, apodos indeseables, celos patológicos, minimización (le da poca importancia), amenazas con: hacerle daño a ella/a su familia/o a él mismo, suicidándose (a no ser que se haga lo que el agresor pide).
Conductas dominantes y de control:
No le permite salir con otros/as. Le aislada. Controla las llamadas de su móvil. Le llama constantemente para saber lo que hace y dónde está. Le dice como tiene que vestir o maquillarse. Le acompaña constantemente. Le da órdenes y le obliga a cumplirlas. Invade su privacidad. Le hace creer que “ está loca“
Maltrato físico:
Empujones, pellizcos, bofetadas, puñetazos, patadas, tirones de pelo, estrangulamiento, muerte.
Abuso sexual:
Manoseos y besos no deseados, relaciones sexuales obligadas, privación de uso de métodos anticonceptivos, juegos sexuales forzados, embarazo precoz y no deseado, agresión sexual, violación. Los abusos más frecuentes son los referidos al control psicológico, aislamiento de las amistades e insultos (estos últimos han sido normalizados por las parejas jóvenes). Los menos frecuentes son el abuso sexual, las amenazas de abuso físico y el abuso físico en sí. Cuidado, !son menos frecuentes pero existen! Entre los jóvenes encontramos conversaciones como las siguientes:
– “Hoy me quedo solo en casa, he comprado condones”.
- “Necesito tiempo.
- “Los chicos tenemos otra necesidades. Necesito que demuestres que me quieres. Si no, lo dejamos y punto”.
O también diálogos que reflejan situaciones de control por la vestimenta:
- “Pero ¿dónde vas así vestida, qué vas provocando?. Venga, sube, ya te estás cambiando“.
- “¿Contento?”.
- “Mucho mejor. ¿No te das cuenta de que no puedes seguir provocando?. Tú a quien tienes que gustarle, ¿a mí, no?. Tú confía en mí, que así vas mucho más guapa”.
O a través de las nuevas tecnologías:
- “Dame la contraseña de tu móvil, quiero ver con quién te mandas WhatsApp. ¿Qué tienes que ocultar que no me la quieres dar?. Si confiaras en mí y me quisieras de verdad no te importaría darme la contraseña”.
- “Me estás engañando y por eso te estás poniendo histérica”.
Si te reflejas en una de estas situaciones, no dudes en pedir ayuda y alejarte tu agresor.