Buscando una alternativa culinaria en forma de sándwich encontré lo que parecía un suculento y fresco manjar: «El sándwich holandés»
Hace un par de días, en mi afán por innovar en la cocina con un nuevo plato para la cena, me decidí a buscar una alternativa culinaria en forma de sándwich, que sustituyera a los clásicos mixto y vegetal, y nos diera un toque fresco y revolucionario en estas calurosas noches de verano. Ilusionado tomé mi iPad y encontré enseguida lo que parecía una sabrosa alternativa: el sándwich holandés. Cual fue mi sorpresa cuando, al pinchar en la pestaña imágenes del buscador Google, el esperado manjar estaba representado por dos rebanadas de pan de molde relleno de billetes verdes cual lechuga. Resultó que el dichoso sándwich no era tal cosa sino una de esas que hacen que un servidor –entre otros muchos más– esté más indignado cada semana.
El sándwich holandés es un término que hace referencia a una de las prácticas más habituales por empresas multimillonarias para eludir impuestos, esos impuestos necesarios para el mantenimiento del «estado del bienestar» que vamos perdiendo mes tras mes, desde que comenzó la crisis.
En resumen -según la revista emprendedores- las empresas crean una empresa fantasma en Holanda a la que traspasan todos sus dividendos y por los que apenas tributan. Una vez pagado el impuesto de sociedades en Holanda que, según esta revista, nunca sobrepasará el 3%, envían el beneficio neto a otra sociedad creada en las Antillas Holandesas y desde ahí pagará los dividendos y los sueldos a los socios, que no tributarán nada por IRPF, beneficiándose así del paraíso fiscal. Lo peor de todo esto es que es totalmente legal, que mientras una Sociedad Civil o un autónomo paga cuotas mensuales y entorno a un 20% o más de IRPF, estas empresas no residentes en Holanda pactan su porcentaje con el fisco de los tulipanes.
Investigando sobre ello descubrí otra variante, el doble irlandés, que como es de imaginar no es un whisky de gran calidad ni un café especial, sino otra forma de eludir impuestos a través de Irlanda que utiliza, por ejemplo, Google.
Entretanto, me quedo con lo tradicional, el mixto de york-queso o uno vegetal al que añadir un huevo cocido y atún si la ocasión lo permite, con su IRPF y su declaración de la renta bien hecha y dejaremos los sándwich innovadores y la evasión fiscal para los que saben, que seguro que a un servidor le vendría una diarrea a modo de condena más rápido que deprisa.