Febrero es el mes favorito de los más románticos. El 14 de este mes, San Valentín, muchas parejas siguen la tradición de regalarse flores y bombones. Otros prefieren aprovechar el día para salir a cenar juntos o planear algún viaje. Seas romántico o no, esta es una buena ocasión para tomar conciencia del estado de tu relación y de procurar cuidar la calidad de la misma.
La interdependencia afectiva es el equilibrio ideal que te hace sentir bien, cómodo dentro de la relación y que garantiza su sostenibilidad.
Y os preguntaréis… ¿Cómo consigo ese estado de interdependencia?
Como todo comenzó con una receptividad especial para la relación y un proceso recíproco de impronta; esto es, con un nivel adecuado de autoestima, seguridad y autonomía personal (independencia afectiva) como base, y una dinámica de confianza creciente en la pareja basada en la confirmación inmediata de expectativas ideales en el otro (lo que nos gustaría que fuese, nuestro ideal de pareja o quizá una proyección de nosotros mismos). Entonces, sería ideal recrear dichas condiciones iniciales, identificar debilidades y potenciar las fortalezas:
- Llevar a término cualquier dependencia anterior (afectiva, superación del duelo/pérdida, sustancias adictivas, familiar, laboral, etc.) para alcanzar una receptividad basada en la autonomía, amándote a ti mismo/a evitando un sentimiento de necesidad de compañía (miedo a la soledad).
- Facilitar el dialogo en intimidad (preguntas y respuestas), sin juzgar, acerca de creencias, actitudes y deseos. Por ejemplo: «Para ti, ¿cómo sería un día perfecto?», «¿Por qué aspecto de tu vida te sientes más agradecido?», «¿Cuál es tu recuerdo más valioso/ más doloroso?, etc. En esencia se trata de compartir visiones personales y pedir a tu pareja que te cuente cómo habría actuado él o ella para solucionar una situación. También, pregúntale cómo cree que te sientes respecto al problema que has contado.
- Planificar, al margen de las pasiones individuales, una ilusión ambiciosa en común, un proyecto vital. Definido y realista, del gusto de ambos, y con sub-metas programadas. Una superación personal compartida con la pareja que genere actividad en equipo, equilibrada, donde cada uno aporte lo mejor de si mismo.
Feliz día de San Valentín.