Antaño en Talavera existían numerosas casas de citas. En la primera mitad del siglo XX, el alcalde Justiniano López Brea, conocido tanto por las obras públicas que acometió como por sus irregularidades y autoritarismo, decidió expulsar a las meretrices de Talavera, y estas pobres mujeres se vieron obligadas a marchar a la zona de la Portiña. De ahí salió el dicho: “Hasta aquí hemos llegado p*** de la Portiña”.
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