Fumar de forma inteligente para dejar de fumar

Hace 13 años diseñe un tratamiento psicológico en el que, en la actualidad, cientos de pacientes han conseguido vivir sin fumar con un método tremendamente sencillo de realizar, pero completamente complejo en cuanto a sus consecuencias en los circuitos neurológicos que mantienen el deseo de fumar. Parte de este tratamiento te lo damos en dos entregas en LOVE TALAVERA. La idea es conseguir que fumes de forma inteligente a diferencia del hecho de fumar de forma impulsiva. Aprende a fumar de forma inteligente y podrás dejar de ser fumador/a.

DESENCUADRE COGNITIVO

Cada vez que tenga intención de fumar debe hacerlo de forma consciente, es decir, debe preguntarle al cigarro: “¿Te mereces que te fume?”. El fumador en muchas ocasiones enciende el cigarro sin tener una sensación consciente de lo que hace, siendo habitual que nos comenten que muchos cigarrillos no les apetece realmente e incluso les saben mal. Con esta pregunta el fumador podrá elegir si ese cigarro se merece ser fumado, si no es así, simplemente se da el gusto de dejarlo hasta que se lo merezca.

Cada cigarrillo que se vaya a encender debe fumarse previo paso de nuestra aduana. Nuestra aduana es un sistema de vigilancia que nos permite decirnos si ese cigarrillo cumple con las condiciones mínimas. Las tres preguntas que hacemos al aduanero son:

  • Que pensamiento me viene al desear este cigarro.
  • Que pensamiento tendré después de fumarme este cigarro.
  • Que pensamiento tendré si no me fumo este cigarro.

Proponemos al fumador que sea consciente de su discurso, en el sentido de mantener un auto diálogo para fumar el siguiente cigarrillo, como el auto diálogo que se mantiene sobre la necesidad de dejar de fumar.

En este dialogo consigo mismo encontramos diferentes formas de engañarse, algunas de ellas son: “Si dejo de fumar engordare”, “Si dejo de fumar no podré dormir”, “si dejo de fumar no habrá quien me aguante”. En verdad estos pensamientos se clavan en el cerebro del sujeto como puñales, para así darse permiso para seguir fumando, como si esto fuera un mal menor. Es cierto que al dejar de fumar las personas recobran el apetito, ya que el tabaco produce dificultades tanto a nivel digestivo, respiratorio, como circulatorio, impidiendo que el sujeto pueda comer, ya que esta lleno de humo, de mocos y de nicotina en las arterias, entrando en una anorexia típica como consecuencia del tabaco. Por otro lado el sabor y el olor, tan importantes en la alimentación, huelgan por su ausencia. Dejar de fumar no engorda, engorda comer y si dejamos de fumar podemos saborear mejor y vivir mejor, simplemente. La media de kilos que se recuperan cuando se deja de fumar es de cuatro. No conozco a nadie que por cuatro kilos haya pasado a estar obeso, son trampas de nuestro pensamiento para permitirnos fumar. De forma parecida sucede con el pensamiento “no podré dormir”, es cierto que durante quince días estaremos más nerviosos y es posible que esto influya en el sueño, pero al cabo de estos días todos vuelve a su normalidad, es más, el no fumador duerme mejor, ya que no tiene apnea, ni los enfisemas pulmonares característicos del fumador. Muchos fumadores se despiertan por la noche, ya que necesitan un pitillo.

Respecto a los pensamientos anticipatorios sobre sus necesidades urgentes de dejar de fumar, culminan con una angustia que se resuelve encendiendo otro pitillo, ya que al menos la ansiedad secundaria a la bajada de depósitos de nicotina se alivia. Tenemos que trabajar también sobre las necesidades urgentes, ya que terminan siendo una trampa que produce más de lo mismo.

Es necesario que el paciente sea consciente de estos pensamientos y que pueda neutralizarlos por otros mucho mas realistas como: “dejar de fumar no me va a privar de nada”, “dejar de fumar me va a dar beneficios maravillosos”, “Puedo dejar de fumar cuando quiera, incluso en este momento”.

Por ultimo entre la amalgama de pensamientos que tenemos que trabajar en el fumador, esta el que tiene que ver con el momento idóneo para dejarlo. Este dialogo también es otra trampa, ya que en realidad el momento idóneo suele aparecer unas tres semanas después de haber dejado de fumar. Lo único que tenemos que permitir es que suceda y para eso no tenemos que gastar mucha palabra, ni mucho pensamiento, simplemente lo imaginamos y luego lo hacemos. Para dejar de fumar simplemente hay que dejar de encender el último cigarro.

Es así de simple y de sencillo.

DESENCUADRE SOCIAL 

Nunca podrá dar tabaco a nadie, es más, si alguien le pide tabaco, debe contestar: “Estoy en tratamiento para dejar de fumar, y me han prohibido que de o que pida tabaco”. Le aconsejamos que siempre que fume lo haga a solas, y si puede ser sin que este escuchando música o viendo la televisión. El fumador no debe olvidar que antes de cada cigarro debe mantener un dialogo con este, y si esta con otras personas o haciendo otras tareas puede volver a conectar con el tabaco de forma inconsciente..

DESENCUADRE EMOCIONAL  

Todos los profesionales que nos dedicamos a trabajar con el tabaquismo, sabemos que hay una amplia gama de diferentes tipos de fumadores. Nosotros pensamos que esta amplia gama es consecuencia de los distintos engranajes emocionales que subyacen en cada fumador. Todos estos engranajes emocionales terminan siendo distintas trampas que sirven para reforzar los mismos misterios: rellenar un vació existencial y como no argumentar una personalidad de base que en el fondo ha optado por la autolisis.

Por supuesto a este nivel hay que diferenciar las personas que fuman esporádicamente y muy pocos cigarrillos, de aquellas que sobrepasan una cantidad y un tiempo como fumadores, que realmente les esta proponiendo como candidatos a una enfermedad mortal.

La lógica de las emociones es caprichosa, de tal forma que aunque nuestro pensamiento sienta angustia por la muerte o la enfermedad, y todo nuestro discurso vaya en consonancia con el cuidado personal, la emoción puede estar lo  suficientemente herida o maltrecha como para desear la autolisis.  Si hacemos un análisis meticuloso y profundo, es bastante normal encontrar en muchos fumadores mas respuesta de miedo (respuesta autónoma) ante el pensamiento de dejar de fumar que ante el pensamiento de poder morir por fumar.

Solo dejaras de fumar cuando tú lo decidas.

Dejar de fumar es muy fácil, tan fácil como no encender un cigarro. Tan fácil como dejar de chupar un chupete, tan fácil como darnos cuenta que en la vida hay muchos timos, y fumar es uno de ellos, en el que el estado (un superyo social) nos dice fuma que pagas impuestos y a la vez no fumes que me cuesta dinero curar tu cáncer.  Lo importante no es  dejar de fumar (la palabra dejar parece que es perder algo) sino que lo importante es ganar la vida, la libertad, la energía, la identidad. Cuando se deja de fumar ganas no pierdes.

En el momento que conseguimos desplazarnos de la vivencia que anteriormente al tratamiento tenia con el tabaco, conseguimos que puede imaginarse vivir sin tabaco y posteriormente conseguimos que sea capaz de afrontar la ultima fase de nuestro entramado terapéutico: convertirse en no fumador.

Por Roberto Aguado. Psicólogo especialista en Psicología Clínica. Presidente del Instituto Europeo de Psicoterapias de Tiempo Limitado.
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