Francisco Jil (Gil) de Jibaja fue Contador Real del Impuesto de Millones, un cargo otorgado por el rey Felipe V con toda la solemnidad propia de la Cancillería. Este oficio fue comprado por 2500 ducados, un tercio de plata y el resto de vellón o cobre, por Pedro Acevedo y Olmedo. A la muerte de Pedro Acevedo, el cargo pasó a Francisco Fernández de Leños y a su esposa Ángela de Villarroel. Sin embargo, en 1713, los herederos renunciaron al oficio en favor de Francisco Jil de Jibaja, quien asumió el cargo.
La Importancia del Cargo de Contador Real
El papel de Contador Real del Impuesto de Millones era de gran importancia en la administración financiera del reino. Este impuesto, conocido como el «Impuesto de Millones«, se aplicaba a productos de consumo básico, como vino, vinagre, aceite y carne. Su recaudación era crucial para las arcas del Estado y, por ende, para el financiamiento de guerras y otros gastos reales.
Francisco Jil de Jibaja, al asumir este cargo, debía tener una gran responsabilidad y habilidades en la gestión de recursos. Su nombramiento implicaba la confianza del rey Felipe V en su capacidad para manejar asuntos fiscales con eficiencia y lealtad. No es de extrañar que la compra del cargo incluyera una cantidad significativa de dinero, reflejando tanto el valor del puesto como la expectativa de rendimiento que se tenía de él.
La transición del cargo desde Pedro Acevedo hasta Francisco Jil de Jibaja, pasando por Francisco Fernández de Leños y Ángela de Villarroel, demuestra la importancia de este oficio en la sociedad de la época. La renuncia de los herederos al cargo a favor de Jil de Jibaja puede indicar tanto un reconocimiento de sus habilidades como una estrategia para mantener la estabilidad en la administración del impuesto.
Contribución a la estabilidad financiera
Francisco Jil de Jibaja desempeñó un papel clave como Contador Real del Impuesto de Millones bajo el reinado de Felipe V. Este cargo, subraya la relevancia de la gestión fiscal en la España de la época y la confianza depositada en Jil de Jibaja para llevar a cabo esta importante labor.
Como Contador Real del Impuesto de Millones, demostró ser una figura esencial en la administración del impuesto, asegurando la recaudación de fondos vitales para el reino y contribuyendo significativamente a la estabilidad financiera del Estado durante el reinado de Felipe V.