Siete temporadas como profesional en la que acumula la nada despreciable cifra de 200 partidos a sus espaldas
Doce años han pasado desde que Javier Espinosa (Talavera 1992) dejó Talavera rumbo a la masia. Casi la mitad de su vida fuera de casa en busca de un sueño. Siete temporadas como profesional en la que acumula la nada despreciable cifra de 200 partidos repartidos entre Primera, Segunda, Copa de SM el Rey y Europa League.
Debutó el 26 de febrero de 2011 en Los Pajaritos, siendo aun juvenil, en un equipo dirigido por Luis Enrique y en el que estaban entre otros, Nolito, Sergio Roberto, Jonathan Soriano o Marc Bartra. Fue un debut soñado: gol en un frenético partido ante el Numacia en el que hubo diez goles y se llevaron la victoria. Después vinieron tres años en el Filial Blaugrana culminados con la mejor clasificación del Barça B de su historia, en el que Espinosa fue la pieza clave en el organigrama de Eusebio Sacristán que le valió su fichaje por el Villarreal.
Su debut en primera división fue en el Ciudad de Valencia con el Villarreal, frente al Levante UD, club que dispone de sus derechos federativos, y con el que consiguió el ascenso la temporada pasada.
Por el camino, Almería, club que le marcó en lo personal y en lo profesional pues vivió ese año el momento más aciago de su carrera cuando se consumó el descenso de categoría; y Elche, una temporada destinado como cedido a las órdenes de Baraja.
Tras una temporada de dulce en Valencia, El Levante UD decide de nuevo que Espinosa necesita rodaje y partidos y recala en Granada, equipo que estaba llamado a ser el “Levante” de esta temporada, aunque de momento no ha empezado con buen pie. Los Nazarís, lucharán seguro por el ascenso y Javier será una pieza clave.
Muchas han sido las oportunidades que ha tenido en estos años para abandonar España en busca de, quizás, un futuro mejor. Inglaterra, Chipre, Bélgica, EE.UU. y Austria han sido destinos que han llamado a su puerta, pero el talaverano siempre a primado estar cerca de su gente y tener la oportunidad como hace, de visitar Talavera con cierta regularidad.
Parece que la segunda división se queda corta para la calidad que atesora nuestro paisano y estamos seguros que en una categoría superior y con continuidad brillaría con más fuerza, pero el fútbol es así, caprichoso e ilógico en ocasiones, injusto en otras pero siempre emocionante.
Ya no es ese niño de trece años que salió rumbo a Barcelona en busca de un sueño, es un adulto que disfruta de su pasión y que pasea con orgullo la bandera de Talavera por donde quiera que va. Con veinticinco años, aun es joven. Esperemos poder disfrutarle muchos años y si es en primera división mucho mejor. Si no, allí donde esté, disfrute del fútbol y siga siendo embajador de lujo de la ciudad de la cerámica a la que tanto quiere. ¡Suerte!