El 18 de noviembre de 1886 se trató en el Ayuntamiento de Talavera, cuyo alcalde era Justiniano Luengo, la concesión del servicio de alumbrado público a los hermanos Vicente y Miguel Fernández Santamaría. La fuerza motriz para este alumbrado se tomaría de los molinos del puente, conduciéndose desde la Puerta del Río por varias calles de Talavera, para instalar en la Plaza del Reloj una lámpara de cinco bujías que iluminaría dicho lugar desde la puesta de sol hasta la una de la madrugada. En 1891 la misma empresa extendió la red de alumbrado a otras calles, mediante corriente alterna y transformadores que permitían una corriente de 110 Voltios.