TERMINÁBAMOS UN AÑO Y LLEGABA OTRO.
lleno de ilusiones, esperanzas y buenos deseos, y con él llega de manera inevitable toda una serie de propósitos y buenas intenciones que unas veces se cumplen, y otras (la mayoría), no.
Si uno presta atención, puede darse cuenta de que uno de los propósitos más típicos a realizar para el nuevo año es casi siempre el de adelgazar. Después de haber pasado unas navidades de excesos donde el turrón, el mazapán, los polvorones, las cenas y las cañitas con los amigos nos han colgado varios kilitos de más de la cintura, todos queremos perderlos con la misma facilidad con la que han llegado. Pero no, amigos. Ellos han venido para quedarse.
Es entonces cuando a escondidas, llamamos a la tele-tienda para encargar ese Abdominator 2000 que anuncia Chuck Norris al módico precio de 120 euros (y si llamas ahora te regalamos otro) y que según él te deja unos abdominales donde se puede rayar pan. Lo malo es que, aunque intentemos mantenerlo en secreto, cuando tu familia te vea andar doblado como una alcayata debido al dolor abdominal que produce, se van a empezar a mosquear y al final tendrás que confesarlo todo para tu vergüenza. Pero no será el único método que probaremos. Desesperados por el fracaso del Abdominator que ya hemos encerrado bajo llave en el trastero nos echaremos en los brazos de las barritas de cereales integrales que, según el prospecto, sustituyen a las comidas. Imagina lo que pasa cuando tu familia se está zampando un cocido madrileño como si no hubiera un mañana y tú te estás comiendo una barrita insulsa que te deja el estómago rugiendo como una jaula de leones. Al final, te comes las barritas, el cocido, y media barra de pan duro que sobró del día anterior.
El siguiente propósito en importancia es el de dejar de fumar. Recuerdo a alguno de mis amigos la noche del 31 de Diciembre, con un cigarro en los labios y una sonrisa de oreja a oreja diciendo: “Me fumo este paquete y a partir de mañana lo dejo, que así ahorro en salud y en dinero”. Mentira. Para empezar, si realmente quieres ahorrar dinero, pasa de mandar sms en Nochevieja porque salían más caros que pagar la entrada de la fiesta dos veces, y encima llegaban al dia siguiente. Pero ni aún con el ahorro de dinero que supone dejar el vicio, ni que el médico te haya advertido de lo perjudicial que es, haría que puedieras olvidar el cigarrito de después de comer, o el del café, o el de después de… ya nos entendemos. El que tiene el vicio, lo tiene.
El tercero de nuestros propósitos es el de aprender un idioma, que casi siempre es el inglés. Pero por alguna razón, al españolito de a pie le cuesta sudor, sangre y lágrimas aprender la lengua de Shakespeare. Así que pagamos la matrícula de una academia y asistimos a las clases de un profesor nativo con ganas de aprender (sobre todo las palabrotas) para saber cómo lanzarle un piropo a Scarlet Johansson. Por una mujer, lo que sea.
Estos son a grandes rasgos los más comunes que nos hemos planteado siempre frente al año que entra, pero la lista podría seguir con tantos otros que con un poquito de voluntad, esfuerzo y buen humor estoy seguro que conseguiréis cumplir.
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