En 1908, Cándido Martín puso en marcha una empresa que con el paso de los años se convertiría en una de las tiendas más emblemáticas de Talavera de la Reina: la reconocida sombrerería de Cándido Martín. El establecimiento estuvo ubicado en la céntrica calle Mesones nº 8, un punto neurálgico del comercio local donde llegó a ser un referente indispensable para varias generaciones.
Desde su apertura, el negocio se caracterizó por una atención especializada y una amplia oferta de sombreros y complementos, lo que le permitió consolidarse como un comercio tradicional con identidad propia dentro del tejido económico talaverano.
Un comercio que marcó una época en Talavera
Durante prácticamente un siglo, la sombrerería abrió sus puertas cada día, manteniéndose como una tienda de referencia para habitantes y visitantes. Su actividad comercial no solo se centró en la venta de sombreros, sino que llegó a incluir una administración de loterías, ampliando así los servicios que ofrecía a sus clientes.
El establecimiento contribuyó de forma notable al empleo en la ciudad, generando numerosos puestos de trabajo, tanto directos como indirectos. Para muchas familias, el negocio de Cándido Martín fue una fuente de ingresos estable y un ejemplo de empresa local que supo mantenerse a lo largo de décadas.
La continuidad del negocio tras la muerte del fundador
Cuando Cándido Martín falleció, la responsabilidad del negocio recayó en su viuda, quien decidió continuar con el legado familiar manteniendo abierta la sombrerería. Su gestión permitió que el establecimiento siguiera siendo un punto de referencia dentro del pequeño comercio talaverano, preservando un oficio tradicional que formó parte de la vida cotidiana de la ciudad durante buena parte del siglo XX.
La dedicación y esfuerzo invertidos contribuyeron a que la sombrerería prolongara su actividad durante muchos años más, manteniendo viva la esencia del comercio artesanal y cercano.
El cierre de una etapa histórica para el comercio local
Ya entrado el siglo XXI, la sombrerería de Cándido Martín puso fin a su actividad, cerrando definitivamente sus puertas tras casi cien años de historia. Su desaparición supuso la pérdida de uno de los comercios más representativos de Talavera, un espacio cargado de recuerdos y de significado para quienes crecieron viendo su escaparate o entrando a comprar sus productos.
A pesar de su cierre, el legado de la sombrerería permanece en la memoria colectiva de la ciudad como ejemplo de un comercio de tradición, dedicado y profundamente arraigado al día a día de los talaveranos.




