Fernando de Talavera fue un talaverano fiel servidor de los Reyes Católicos (Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla) hasta que, ya achacoso, envió a su hijo Diego de Torres Talavera con diez lanzas a luchar en batalla contra el rey de Portugal. Los Reyes Católicos concedieron como premio a sus servicios un privilegio de diez escudos, libres de toda carga. Este caballero fue enterrado en la Colegial de Talavera junto al púlpito de la predicación.
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