Historia

Rosa la Hechicera: la criada que “invocó” a Plutón… y venció al Santo Oficio

Rituales de amor, jaculatorias a Santa Margarita y hasta a Plutón: la criada de los Gaytán que llegó ante el Santo Oficio… y salió absuelta.

Rosa, conocida como “la Hechicera”, fue criada de la familia Gaytán y protagonista de un episodio que mezcla religiosidad popular, superstición y deseo. Las crónicas narran que practicaba pequeños rituales para atraer a los hombres, en los que recitaba jaculatorias dirigidas tanto a Santa Margarita como a figuras mitológicas como Plutón. Aquella mezcla —común en la cultura popular de su tiempo— despertó sospechas y acabó llevándola ante el Santo Oficio. Pero el desenlace sorprendió a todos.

¿Hechicería o devoción amorosa?

Lejos de grandes conjuros, lo de Rosa se parecía más a oraciones y fórmulas repetidas con fervor. La frontera entre piedad sincera y magia doméstica era difusa: muchas mujeres de origen humilde recurrían a santos protectores para pedir amor, estabilidad y fortuna. En su caso, el añadido de nombres paganos (como Plutón) era probablemente imitación de rezos transmitidos oralmente, no una doctrina organizada. Su historia ilustra cómo el imaginario cristiano y el mitológico convivieron en pequeñas prácticas privadas.

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El juicio del Santo Oficio: cuando el contexto importa

Ante la denuncia, el Santo Oficio analizó las “invocaciones” de Rosa y no dictó condena. ¿Por qué? Los inquisidores vieron más pasión que peligro: los actos de una criada enamorada, sin capacidad ni intención de “daño espiritual”. Fue clave la proporcionalidad: distinguir entre superstición menor y herejía. Este criterio, poco conocido, explica por qué muchos procesos acabaron sin pena: el tribunal consideró intrascendentes unas palabras que no pasaban de ser anhelos amorosos revestidos de rezos.

Un espejo de la vida cotidiana femenina

El caso de Rosa permite asomarse a la vida emocional de las mujeres humildes. Sin acceso a educación formal, canalizaban sus deseos a través de prácticas aprendidas en casa: la estampa en el pecho, la vela encendida, la jaculatoria al santo “milagroso”. Su relato también recuerda que el control social pesaba más sobre ellas: cualquier gesto “fuera de lugar” podía convertirse en sospecha. Aun así, Rosa logró defender su honra y, con ella, una forma de espiritualidad popular que no pretendía desafiar la fe.

Legado: entre el archivo y la memoria local

Hoy, Rosa la Hechicera se ha convertido en un personaje de memoria histórica local. Su nombre resuena como símbolo de esa frontera borrosa entre religión, mito y costumbre. Y su absolución recuerda que la Inquisición no fue un bloque monolítico: hubo matices, contextos y decisiones que, a veces, protegieron a quienes solo buscaban ser correspondidas. Su historia, situada por crónicas en el ámbito de Talavera de la Reina, nos invita a revisar los estereotipos y a escuchar las voces pequeñas que también hicieron la historia.

David Fernández

Por David Fernández García. Licenciado en Geografía e Historia. Amante de Talavera y de sus raíces. Promotor Turístico.

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