Ministerio de agricultura

Esta casa-palacio talaverana que se sitúa en el número 4 de la calle de San Miguel, junto a la plaza de Aravaca, es una obra que se fecha a comienzos del siglo XX. Posee dos plantas y es una bella obra de arquitectura racionalista, con detalles de cerámica en su patio y en la fachada, destaca de manera especial su mirador.

Fotografía Toni Jerónimo

Este edificio fue casa privada propiedad de la familia Forero, entre los que destacaban don Félix Forero, constructor y empresario bajo cuya dirección se había construido el Puente de Hierro. Después de don Félix, la hermosa casa palacio pasó a su pariente Arturo Forero. A principios de los años cuarenta, lo adquirió el Instituto Nacional de Colonización (I.N.C), pero debido a las dimensiones reducidas de sus instalaciones, que le hacían insuficiente para ser oficinas y despachos de la mencionada Delegación del Instituto Nacional de Colonización, fue ampliado, construyéndose, previo acuerdo con el dueño del terreno, un ala en el patio de la misma en el mes de septiembre de 1945.

Fotografía Toni Jerónimo

Tras la época franquista y con la desaparición del Instituto de Colonización, la casa-palacio pasará a ser la sede del ministerio de Agricultura en Talavera de la Reina y, durante los años 80 y 90, allí estarán las oficinas de ICONA (Instituto para la Conservación de la Naturaleza). El ICONA durante su tiempo de funcionamiento va a jugar un papel controvertido en la conservación de los espacios naturales y tras la asunción de la mayoría de sus competencias por las distintas Comunidades Autónomas, fue sustituido en 1991 por la Dirección General de Conservación de la Naturaleza.

Fotografía Toni Jerónimo

El lugar donde se encuentra es de especial belleza, con la plaza de Aravaca como escenario, un enclave muy interesante de nuestra ciudad al haber sido sede de la nobleza de Talavera, pues el título de Marqués de Aravaca del Monte fue concedido por el rey Felipe IV a don Rodrigo de Carranza y Cervantes, hombre fuertemente vinculado con la ciudad, en el año 1642.

Fotografía Toni Jerónimo

Por tanto fue la preponderancia nobiliaria la que provocó que este espacio urbano estuviera vinculado a la familia que en él residía, en este caso se trataba del título de los propietarios del palacio  que había pertenecido a la familia Loaisa y Cervantes.

Fotografía Toni Jerónimo