Manuel «el Ronquillo» era un «inventor» talaverano que quiso volar. Para ello acopló a una bicicleta unos tableros, alambres, telas, etc., con las que preparó un artificio y con él se lanzó desde uno de los altos del Cerro Negro (Valdellozo). Al fallarle el artilugio, o las fuerzas, fue a dar con sus huesos en el suelo dando gracias a Dios por poder contarlo. Su profesión era electricista y fue pionero en la instalación de tubos fluorescentes de neón.
Menos de un minuto