Talavera llegó a tener tres recintos amurallados. En el segundo recinto se encontraba la puerta de las Alcantarillas, que más tarde recibió el nombre de puerta de la Villa. Dicha puerta daba acceso a la calle Cerería desde la Plaza de la Cruz Verde. Curiosamente, junto a la puerta discurría el arroyo Portiña y el puente para cruzarle en aquella zona recibía el nombre de puente de la Villa. Fue demolida a finales del siglo XIX.
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