Los propósitos en la vida
Todas las personas tenemos un propósito en la vida, tiene que ver con lo que amamos, eso en lo que somos buenos y nos apasiona, aquello por lo que nos pagan o que el mundo necesita. Nuestro propósito guía las decisiones que tomamos y encamina nuestras acciones a la obtención y disfrute de un bien supremo: la Felicidad. No podemos afirmar con certeza que el fin último del hombre sea la felicidad, pues para Aristóteles era “La Libertad”, para Maslow “La Autorrealización” y para Kant “El Hombre en sí Mismo”, pero estamos convencidos que en todos estos fines buscaban la Felicidad. Todos anhelamos ser felices pero, ¿está realmente en nuestras manos? y si es algo que todos queremos ¿por qué no siempre lo conseguimos?
La felicidad se aprende
La felicidad no implica que todo vaya sobre ruedas. Vivimos alegrías y penas, éxitos y fracasos, experiencias más o menos duras, pero hay personas que siempre se les ve felices, ¿qué hacen diferente? Centran su Atención en lo Bueno que les sucede en la vida. Fijar la atención en lo positivo requiere de un Esfuerzo Consciente por nuestra parte, pues el cerebro, programado para sobrevivir, capta y se centra más en lo negativo para evolucionar.
Cuestión de Actitud
Tener una Actitud Positiva no es obviar los problemas o estar por encima de las circunstancias, sino Ser Consciente y Valorar todas las cosas buenas que vivimos. Así conseguimos que perduren en nuestra mente, pues de lo contrario, muchas serán eliminadas de nuestro recuerdo tras pasar por la memoria a corto plazo. Tomarse medio minuto para reflexionar ayuda a que estas experiencias positivas pasen a ser parte de nosotros.
Vive el presente
No te prives del hoy. De lo que estás viviendo en el momento sin ir más allá. Vivir pensando en el pasado o sólo preocupado por el futuro te saca del momento, del aquí y ahora. Lo que tienes actualmente es el presente y es lo que debes aprender a vivir para buscar la felicidad.
Sé agradecido contigo mismo
Hay estudios que confirman el gran impacto que tiene la gratitud en nuestro estado emocional, incrementando los niveles de satisfacción y disminuyendo los síntomas depresivos que puedas tener. Haz una pequeña lista con todas las cosas buenas que tienes y da gracias por ellas.
Cuida tu cuerpo moviéndote
Ya decían los griegos «Mens Sana In Corpore Sano». Cuida tu alimentación y ¡muévete! El ejercicio físico es optimismo y superación. No hay nada como un ejercicio suave. Caminar media hora cada día ¡está al alcance de todos! y los beneficios llegan a ser extraordinarios: tu cerebro segrega endorfinas que mitigan el dolor y causan placer, por eso te produce bienestar y felicidad.
Ayuda a los demás
Ser solidario no es la mejor forma de hacer felices a los demás, es la mejor forma de ser feliz uno mismo. Martin Seligman, precursor de la psicología positiva, distingue tres niveles de felicidad: 1- Vida placentera, 2- Actividades que nos comprometen y 3- Vivir una vida con significado. En los tres niveles hay bienestar pero el que más felicidad proporciona es el tercero.
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