Ya ha llegado agosto, cuatro semanas por delante, y al menos dos de ellas, en las que el tiempo parece detenerse; es como el domingo del año. La mañana del último día de la semana es eternamente agradable, y la tarde enormemente corta y cargada de prisas por las anticipaciones del lunes.
Siguiendo esa metáfora, es posible que haya habido otros años en los que se ha experimentado esa impresión, la ausencia del paso del tiempo durante la primera quincena, y que la segunda haya ido tan rápida que hemos llegado a sentir el temor a que se acabase antes de que nos diese tiempo hacer todas las cosas que teníamos previsto hacer. Para que este mes de agosto sea el mejor de todos los años pasados, independientemente de dónde te encuentres, te propongo que tengas en cuenta cinco cosas que espero te sirvan de útil ayuda.
Durante la primera quincena: Procura mantener los horarios de sueño y comidas. Aparte de que tu salud lo agradecerá, el resto de procedimientos (recuperación de asignaturas, proyectos domésticos, actividades familiares y de ocio) podrán mantenerse, y hasta cumplirse. Distingue entre la dilatación de los momentos felices y las evitaciones paralizantes. Planifica las tareas mejor que el año pasado, siendo flexible con el cumplimiento de objetivos pero tomando conciencia de evolución positiva a través del reconocimiento de la tarea cumplida. Celébralo, publícalo en casa o con el grupo de referencia de forma diaria para una máxima evolución positiva.
Durante la segunda quincena: Si sientes que el tiempo corre, trata de aprender o «construir» algo nuevo. En la infancia y pubertad tenemos la sensación de tiempo infinito porque estamos experimentando cosas nuevas todos los días. Si tenemos la sensación de que el tiempo se nos agota es porque no estamos aprendiendo. Recuerda (en los últimos días) que, durante la primera quincena has hecho lo que has deseado hacer o de lo que has dispuesto, Arrepentirse es un autoengaño frustrante motivo de malestar innecesario. Sustitúyelo por el recuerdo de logros, momentos felices, revisión de las publicaciones acerca de tus tareas cumplidas.
Hoy: Actúa como si fuera tu cumpleaños, tu día especial, haz las cosas que habitualmente haces un día como este. Detecta cuánto estás deseando que llegue el fin de semana o las vacaciones como un factor de riesgo y sustitúyelo por el siguiente pensamiento: «Decide, actúa y siente cada día del año como un día de vacaciones.» Tienes derecho, el resto del año, a ser feliz.