Monumento a la Paz

La conocida por muchos como “plaza del chicle” es oficialmente llamada Plaza de la Paz.  Su nombre se debe, en parte, a su majestuoso monumento erguido en el centro de esta gran intersección de nuestra ciudad que une las Avenidas de Pio XII, Juan Carlos I y del Príncipe. Este monumento representa una paloma. Aunque a simple vista pueda resultar costoso verla, ya que  no se trata de una paloma realista. Cuando te fijas percibes una paloma que recuerda a las realizadas con la técnica de la papiroflexia o también llamado Origami, el arte, de origen japonés, de realizar figuras de papel. Como resultado tenemos una escultura de líneas rectas, limpias y geométrica El acero vuelve a ser el material protagonista dejando ese tono rojizo verdoso oxidado  resultante de las inclemencias y el paso del tiempo que toda escultura urbana soporta. Esta paloma no es nada común, no es una de nuestras famosas palomas que revolotean por los jardines del Prado, es nuestra particular Paloma de la Paz. La importancia del simbolismo, no es sólo porque sea una paloma que ya conlleva grandes connotaciones, sino por el mensaje que representa; el de la Paz.