Nació en un pueblo vallisoletano, pero su familia era original de Talavera. Ingresó como maestro en el colegio salesiano de la Fundación Joaquina Santander. Hombre muy religioso, llegó a ocupar puestos de responsabilidad en la organización de Juventud de Acción Católica. Esta profunda religiosidad fue su perdición, pues en agosto de 1936 unos milicianos exaltados lo asesinaron, siendo enterrado en el cementerio municipal cuatro meses después.
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