Nacido en Talavera de la Reina en 1930, José Vicente Domec fue mucho más que un mecánico. Conocido por todos como “El Maño” o “El Hombre Sabio”, fue un personaje muy querido que, desde su taller, conservó y compartió como pocos la historia viva de la ciudad. Su infancia transcurrió en los agitados años de la Segunda República y la Guerra Civil, épocas que marcaron tanto su vida como sus recuerdos. De hecho, llegó a contar cómo su propio padre arregló el coche del general Riquelme, una anécdota que mezclaba historia personal con historia nacional.
Un taller convertido en aula de historia
Su taller, primero ubicado en la Plaza Tenorio y más tarde en la zona de Cuatro Caminos, en la calle Alfares, fue durante décadas un punto de encuentro. Allí no solo se reparaban vehículos, también se conversaba, se aprendía y se recordaban viejos tiempos. José Vicente era una auténtica enciclopedia andante de Talavera: conocía los orígenes de las familias, los apodos populares, las tradiciones y los rincones olvidados de la ciudad.
Sabiduría popular al servicio de la comunidad
Conversar con él era como abrir un libro de historia local. A lo largo de los años, se ganó el respeto y el cariño de generaciones de talaveranos, no solo por su oficio, sino por su inagotable conocimiento sobre la ciudad y su forma de compartirlo con humildad y cercanía. Para muchos, era el guardián de un legado oral que no estaba escrito en libros, pero que él conservaba con pasión y precisión.
Una despedida con memoria
José Vicente Domec falleció en noviembre de 2016, a los 86 años, dejando tras de sí no solo un taller vacío, sino un enorme vacío en la memoria viva de Talavera. Su figura permanece en el recuerdo como un ejemplo de sabiduría popular, cercanía y amor por su tierra. Fue, sin duda, uno de esos personajes que hacen de una ciudad un lugar con alma.