Cuando en 1809 llegó al emperador Napoleón la noticia de la derrota en Talavera y cómo se pretendía hacerla pasar por una retirada táctica, exclamó estas palabras: “¡Qué hermosa ocasión perdida! Treinta mil ingleses a 150 leguas de la costa, frente a cien mil franceses constituyendo las mejores tropas del mundo…¡Dios mío! ¿Qué es esto? ¿Qué es un ejército sin jefe?”
