El 1 de diciembre de 1708, Talavera de la Reina se convirtió en el escenario de un impresionante despliegue militar. Diecisiete regimientos de caballería cruzaron sus calles, dejando a los habitantes asombrados por la magnitud y organización de las tropas.
Apenas unas semanas después, los días 23 y 24 de diciembre, las calles de la villa volvieron a llenarse de actividad, esta vez con la llegada de 17.900 soldados de infantería. La presencia de este contingente reflejaba la importancia estratégica de la villa durante los convulsos años de la Guerra de Sucesión Española.
La llegada del rey Felipe V
El 24 de diciembre, el ambiente en Talavera alcanzó su punto culminante con la entrada del propio rey Felipe V. Acompañado de su séquito, el monarca, primer representante de la dinastía borbónica en España, se alojó en el majestuoso Palacio de los Condes de la Oliva.
Este edificio, símbolo del poder y la nobleza local, se convirtió en la residencia temporal del rey durante su visita. La llegada de Felipe V supuso un acontecimiento de enorme relevancia para la villa, que en ese momento ocupaba un lugar destacado dentro de la red de comunicaciones y rutas estratégicas del reino.
Un momento clave en el contexto histórico
La visita de Felipe V a Talavera tuvo lugar en el marco de la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), un conflicto que enfrentó a las principales potencias europeas por el control del trono español. La presencia del monarca en la villa no solo destacaba su importancia logística, sino también la necesidad de reforzar el apoyo de los territorios castellanos al nuevo régimen borbónico.
La elección de Talavera como lugar de estancia refleja su relevancia dentro del sistema político y militar de la época.
Talavera y su vínculo con Felipe V
La entrada de Felipe V en Talavera marcó el inicio de una relación especial entre el monarca y la villa. Su paso por el Palacio de los Condes de la Oliva quedó grabado en la memoria colectiva de la ciudad, como un recuerdo de un tiempo en que Talavera fue testigo directo de los grandes movimientos históricos que definieron el destino de España en el siglo XVIII.