En febrero de 1954 la ola de frío causó una insospechada víctima: un gallo cantarín y madrugador. Este suceso tuvo lugar en el Paseo de la Estación, cuando en la casa se reanudó el diario trajín, sus moradores pudieron contemplar con asombro, la figura del gallo hecha escultura de hielo, con un postrer canto congelado en su pico entreabierto.
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