En la tarde del 6 de agosto de 1959 descargó sobre Talavera una gran tromba de agua, acompañada de granizos de gran tamaño. En la ciudad sólo llegó a producir un susto y alguna rotura de cristales, pero una vez terminada la tormenta se pudieron comprobar grandes destrozos en los cultivos de las huertas del Ámago, Palomarejos, Espinosillo, el Chaparral y Prado del Arca.
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