El 15 de marzo de 1570 marcó un día histórico para Talavera de la Reina y su Ermita de Nuestra Señora del Prado. En esa fecha, el Reverendísimo don Luis Suárez, Obispo de Dragonaria, llevó a cabo la bendición de la ermita, un acto que quedaría grabado para siempre en la memoria religiosa de la ciudad. Este evento no solo implicó la consagración del templo, sino que también trajo consigo una importante concesión espiritual que perdura hasta nuestros días.
El Obispo Suárez, durante la ceremonia, otorgó una indulgencia de cuarenta días de perdón a todo aquel que visitara la ermita cada 15 de marzo, en conmemoración de su consagración. Esta indulgencia, un regalo espiritual valioso para los fieles, se convirtió en un motivo adicional para que los devotos acudieran a la Ermita del Prado, no solo a venerar a la Virgen, sino también a recibir la gracia concedida por el obispo. Este privilegio espiritual, destinado a perdurar «para siempre jamás», consolidó la fecha como un día especial en el calendario religioso de Talavera.
La Ermita de Nuestra Señora del Prado, que ya gozaba de una gran devoción entre los talaveranos, reforzó aún más su estatus como un lugar sagrado y de peregrinación gracias a esta bendición. Con el tiempo, el templo se convertiría en un símbolo de la fe local, y el 15 de marzo en una fecha de especial relevancia para la comunidad religiosa de la ciudad. A lo largo de los siglos, la ermita ha sido testigo de innumerables actos de fe y devoción, y sigue siendo un punto de referencia espiritual para Talavera y sus visitantes.
Hoy, la bendición del Obispo Suárez sigue siendo recordada como un hito en la historia de la ermita y una tradición que, más de cuatro siglos después, continúa siendo relevante en la vida religiosa de la ciudad.