En los tiempos de la Talabira musulmana existieron fanáticos religiosos como Muhammad Ibn-Zahir el cual, imbuido de fervor místico tras un viaje a Oriente, no quiso vivir en comunidad y se retiró a un pequeño huerto donde se alimentaba de lo que cultivaba. También gustaba de alistarse en las expediciones de saqueo contra los cristianos, falleciendo en una de estas campañas en el 989.