El dos de octubre de 1833 se produjo en Talavera el primer alzamiento armado de los carlistas, iniciándose una serie de guerras que azotaron todo el país. La sublevación comenzó a las ocho de la tarde dirigiéndose los rebeldes al Ayuntamiento donde depusieron al personal por considerarles un “Hatajo de liberales y traidores” El líder carlista, Manuel María González, que era administrador de correos, al comprobar que los vecinos no se unieron al levantamiento hizo otra proclama y después se dirigió con los suyos hasta Calera para proseguir con el alzamiento, de allí marcharon a Puente del Arzobispo donde encontraron dura oposición, siendo apresados y llevados a Talavera, fusilados y enterrados en la iglesia de Santa Leocadia.