En 1702 el Procurador General, señor Aceituno, pidió licencia para cerrar una calleja sin salida que estaba junto a su casa, por ser un perjuicio para él, ya que se había convertido en un gran muladar. El 2 de enero del mencionado año se le concedió el permiso. Este adarve era un resto de construcción de época islámica conservada por la población mozárabe.