La calle Cabeza del Moro recibe este nombre debido a los restos de un verraco celta (escultura de animal) de la cultura de los vetones que está adosada a la torre del polvorín. Se trata de la cabeza y parte de una de las patas de lo que posiblemente sea un toro de piedra. La leyenda transformó esta escultura celta en la cabeza de un gobernante musulmán.