En mayo de 1962 fue derribado el muro que tapaba la entrada y de este modo quedaba abierta la calle que separaba la ermita o Santuario de la Virgen del Prado y la Plaza de Toros. En la calle fue instalado alumbrado fluorescente, y se adecentó para hacerlo un acceso cómodo al parque infantil que se estaba construyendo cerca.