En la Plaza de Zamora se encuentra esta especie de puerta cegada en la que actualmente puede verse un escudo y un cartel explicativo. Este arco en su origen fue la entrada a la capilla de Rocamador (o de Roque Amador) y, sin nos fijamos bien, vemos en los laterales las acanaladuras en forma de bordón franciscano, orden a la que pertenecía el Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517), promotor de esta obra.